Crazy Pony Merchandising
La semana pasada conducía yo a través de una polvorienta carretera californiana, algo perdido he de confesar, cuando casi al final de una larga recta vislumbré lo que parecía ser una figura humana diluida por el efecto del calor del mediodía. Hacía ya un par de horas que no me cruzaba con nadie y me dispuse a parar para pregunta si la dirección que llevaba era la correcta cuando aquel hombre se gira y levanta su mano en señal inequívoca para que me detuviese. Lo hice y tras un breve saludo me preguntó si le podía acercar un par de millas hasta su casa. Aproveche el momento para preguntarle si iba bien ya que no sabía donde me encontraba a lo que el buen hombre me respondió con una leve y amable sonrisa: - Si... Estás en Bear Gulch Road.
Poco tiempo después y tras una pequeña conversación me índicó que ya había llegado a su destino, su casa. De pronto se abrió un claro entre la arboleda y sobre una pequeña loma asomó una gran casona con un lago al fondo y un gran establo pegado a el.
Paramos y me invitó a tomar una cerveza fresca, a la que no pude decir que no y tras una vino otra y luego otra y poco a poco entre enriquecedora charla se hizo la noche. Yo me tenía que ir así que tras estrecharle la mano me despedí.
Cuando me iba a subir al coche me llamó y me pidió la camiseta que llevaba, dijo que la quería como recuerdo y que le parecía algo familiar. Sin dudarlo me la saqué y tras ponerme otra nueva le saqué una foto.
Creo que nunca me podré olvidar de aquel hombre que me resultó tan impactante, ni de su rubia mujer que hace unas galletas deliciosas, ni de aquel caserón al que llamaba Broken Arrow.
5 comentarios:
Deguan, anonli. Sí señor. La próxima vez me voy contigo...
Ouh yeahhhhhhhhh.........
fantástico... así me gusta... haciendo nuevos amigos... ¿te lo traes a Algeciras?
There's a Mansion on the hill! :)
Angeles, te aseguro que de alguna manera lo llevaremos a Tarifa.
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